

Merrell Futangue Challenge 2017
Fecha: Sábado 11 de febrero 2017
Lugar: Lago Ranco
País: Chile
Distancia: 30K
Rondaban mediados de septiembre de 2016 cuando se abrieron las inscripciones de un trail al que no pude acudir con anterioridad y del que todos me decía que merecía la pena el lugar, que es uno de los parque más bonitos de Chile. Sin duda me voy a apuntar. Y llegó la duda: 18, 30 o 60Km? Descarté los 60Km al ser demasiada distancia para mi y los 18Km por tener dominada esa distancia, así que me lancé a los 30Km, una distancia nueva para mi y la que va a ser la carrera de trail más larga en la que he participado.
Pasan unas semanas y más gente del team se anima y se apuntan al reto, cada uno luchará por su distancia más larga hasta el momento. Y ¿dónde alojamos? Es temporada alta y está todo ocupado, así que buscamos e iremos a un camping cercano al parque Futangue.
Llega el día de partida y marchamos rumbo a Lago Ranco, donde llegamos tras casi 12 horas de bus nocturno. Y comienzan las fotos ypara dejar imágenes que recordar en el futuro. Entre estas, conocemos a tres personas a las cuales veremos varias en los siguientes días y a los que animo a hacerse la foto grupal con nosotros para hacer piña y que no estén solos.
Rumbo al camping!! Que ganas tengo de montar la carpa y recordar los veranos en España donde siempre marchábamos a acampar en familia.
Con todo montado es hora de retirar el kit, así que en poco tiempo estamos en el Parque Futangue. Muchos amigos me voy encontrando, amigos del trail, con quienes he coincidido en muchas carreras, estoy feliz de volver a verlos. Tenemos hambre y nos dicen que hay una feria costumbrista a pocos kilómetros, así que sin más nos acercamos. La gente de Riñinahue tiene sus puestos con productos típicos, empanadas, sopaipillas, cordero al palo, jugos, ceviches, cervezas, chocolate, etc. nos reciben con una sonrisa.
Llega el día previo a la carrera, el que aprovechamos para caminar y bañarnos en las ricas aguas del lago, lugar al que acudiremos cada día y que tiene un atardecer de ensueño, donde la luna llena se refleja en su calmada agua. Todos organizamos nuestra mochila de trail y cosas para salir mañana a por todas y lograr superar nuestro reto. Pronto a dormir. La vida nocturna de la naturaleza nos acompaña.
2:30am, los compañeros que van a correr 60K, Caroline, Pato y Fabrizzio, parten hacia la largada. Los otros tenemos más horas de sueño.
Llega nuestro turno, los que corremos 30K, Kari y yo llegamos con suficiente tiempo a la largada y vemos como se va tornando de la calma al gentío el lugar. Llegan más amigos, fotógrafos, familias y la organización lo tiene todo listo.
¡¡¡Y largamos en 10, 9,….2, 1!!! se disipan los nervios previos a la largada, esos que sigo teniendo como si fuera mi primera vez, los que me alegra tener porque algo que me gusta va a ocurrir. Larga cuesta para empezar, el grupo se alarga y voy avanzando a paso firme, noto que he progresado mucho con los entrenos. Van pasando los minutos y sigo a buen ritmo, constante, ya casi no veo gente delante ni tras de mi. Los más fuertes pasaron hace unos minutos corriendo muy rápido, los demás vamos sin prisa subiendo las cuestas. Voy alimentándome, pensando en que tengo que beber más de lo normal y comer, cosa que nunca me ha tocado hacer en una carrera y que hoy veré que tal ve comporta mi estómago. Se acabó una de las largas subidas, ahora toca una larga y rápida bajada, cosa en la que me siento muy agusto y donde aumento mi ritmo hasta llegar a la siguiente subidida, otra larga y que se convierte en la parte con más pendiente. Hablo del Cerro Mayo.
Por unos minutos mi gastronémio dice que baje el ritmo, un calambre me avisa y me hace buscar y tomar un palo de caña del camino, el cual me ayuda como bastón y todo pasa.
Me hablaron de que sería la parte más dura y la más bonita. Ronda el km 25 y comienzan los 1.000 escalones que hay hasta llegar a la cumbre. Tomo agua, respiro, miro hacia la cumbre y tras comer un plátano parto a por las escaleras. Mis cuadriceps están adoloridos, el desnivel, el ritmo, el tiempo y los kilómetros van pasando factura, pero sigo a paso despacio y constante hasta alcanzar la cumbre. Cuánta razón tenían, la vista llena de colores, contrastes, el paisaje es de lo mejor que he visto en mi vida, veo volcanes, lagos, nubes, caras sonrientes, el dolor se olvida y es hora de tomar una foto o dos, o millones tomaría porque es paisaje de cuento.
Vamos Oscar, le digo a un amigo, ya sólo nos queda la bajada, pasa tu porque yo estoy tocado con mis anteriores calambres, nos vemos en la meta. Sonreímos y ponemos toda la fuerza que nos queda y precaución al bajar. Se escucha música, gentío, huele a comida, ñaaaam, queda muy poco y aumento el paso hasta cruzar a tope la meta. Mi amigo dice mi nombre al cruzar y sonrio, miro el reloj 4h18minutos. Los compañeros de 60K vienen a buscarme, todos nos felicitamos, todos hemos cumplido nuestra meta y todos estamos adoloridos y cansados. Pero falta Kari por llegar. Pasan los minutos y la vemos pasar más feliz que nadie. Todos juntos contamos anécdotas, se nos pasa el tiempo, reponemos líquidos y comemos. Es hora de regresar a meter las patitas al lago.
Llega la noche, el cuerpo pide descanso pero mi mente está excitada por lo realizado, no tengo sueño y sin darme cuenta me despiertan los pájaros de madrugada. La convivencia en el camping ha sido genial, todos pusimos de nuestra parte para pasarlo bien.
La gente se va marchando y a nosotros nos queda el día para recorrer Lago Ranco antes de partir. Un hasta luego y buen viaje, con su abrazo nos despide del lugar. Santiago nos espera de vuelta. Aprovecho el retorno para pensar en qué puedo mejorar, qué hice bien y en qué otras cosas tengo que poner más atención y trabajar. Es mi año de cambio de distancia hacia las ultras. Hay que entrenar duro. Los cerros nos esperan.
Sobre El Autor
Diego Hernández
Loco e inquieto, viajo por el mundo con la excusa de correr.