

El Cruce Columbia 2018
Fecha: Jueves 6 de diciembre 2018
Lugar: Ushuaia
País: Chile – Argentina
Distancia: 100K
Todo comenzó en agosto de 2017, cuando estaba buscando retos nuevos por países y lugares en los que no he corrido. En eso, encontré información sobre una carrera por etapas de 100Km que se corre en Argentina, país el cual siempre me estaba tentando ir a correr. Ya corrí en Ushuaia, Tierra de Fuego, la ciudad más austral del mundo y me encantó.
Se pensó, se buscó y en unos días me inscribí. Compartiendo historias con los amigos, se sumaron Karina, Pato, Ricardo y Debbie, animados por esta aventura que a todos nos llama la atención por correrse por primera vez en Chile, en vez de Argentina.
Compré el equipamiento obligatorio que me faltaba, el vivisac y con eso estoy listo para la fecha. Varios meses entrenando para entregarlo todo en esos tres días y no defraudarme a mi mismo. He corrido dos días seguidos, pero no tres, por lo cual es un gran reto y sumaré mi mayor distancia 100km, siendo 80km la más larga que he realizado.
Llegó el día del largo viaje, unas diez horas en bus desde Santiago hasta Pucón. Es hora de retirar el dorsal y entrar en el ambiente de la familia del trail. 1000 corredores
forman el grupo Amateur, quienes compartiremos durante los días 7, 8 y 9 el campamento, desayunos, comidas, cenas y 100km. Me encanta conocer gente de otros países y aprender y compartir momentos con ellos. No es sólo ir a correr, es ir a conocer y disfrutar de todo el entorno.
Día 7 de diciembre, toca madrugar, preparar todo, concentrarse y salir a divertirse corriendo por los senderos de la montaña. La salida es en grupos de cinco personas, foto en el arco de salida y comienza la carrera. No importa que salgas primero o último, el tiempo es el que marque tu chip. En pocos metros comienza la subida, el grupo se alarga, hace frío pero el sol comienza a salir. Es hora de despojarse de la chaqueta impermeable y correr en manga corta. Pasan los kilómetros y se divisa el volcán Quetrupillán, “Diablo bramador” en lengua mapudungun.
Dura y larga subida por este volcán, llega el frio viento, nada lo detiene, sumamos altura y tocan caminos de nieve. La vista desde casi la cima es espectacular, hay que
tomar fotos y hasta videos, estos lugares son únicos. Se divisan otros volcanes cercanos de la gran cordillera de Los Andes, el Llaima, el Lanín y el Villarrica muestran su poder en las cercanías.
Descensos por nieve y rocas, me divierte correr en nieve, he usado mucho raquetas y se como afrontar estas bajadas. Adelanto a gente en la bajada, ya no veo a nadie cerca, los más rápidos ya pasaron, es hora de intentar correr más para alcanzarlos. Se acercan los kilómetros finales, zona de tierra dura donde las piernas se resienten, el sol golpea el cuerpo con fuerza, alcanzo a dos corredores, me pasa un corredor que parecía endiablado, ¡cómo corre! (Es el chileno, será el ganador de la general). Llego 6° de la general y 2° de mi categoría 41-50 años.
Hay un pequeño rio junto a la llegada, aprovecho para mejórame en sus aguas heladas esperando a la llegada del resto.
Día 8 de diciembre, tras compartir la tarde entre risas, historias, beber, comer mucho y descansar, es tiempo de la largada de la segunda etapa. Este día lo compartiré con su inmensa mayoría con mi amigo Ricardo, quien le pone bueno subiendo y yo complemento en bajadas y llano, formamos una buena dupla. Hoy subiremos varios kilómetros de la ladera del volcán Villarrica. Tras 10 kilómetros, el volcán no está contento, el viento sopla muy fuerte, no empuja sin parar, nos mueve de la trayectoria, luchamos como podemos contra el. Mientras luchamos aparecen los helicópteros del evento, ¡están locos!, creo nunca había corrido con tal fuerte viento. Subidas y bajadas, fuertes, amenaza lluvia, el cielo está oscuro, nublado y no podemos ver la cima del volcán. Se acaba el sufrimiento, dejamos atrás el Villarica y toca un largo descenso hasta la segunda meta. Bajamos rápido, muy rápido y logramos adelantar a corredores. En el camino, el grupo Avanzados, quienes están corriendo la tercera etapa. No paran de animarnos, es espectacular, ellos pasaron ayer por ahí con sol y lo pasaron mal, nuestro día es fresco. Cruzamos la meta, por fin, estoy agotado. Resultado de esta etapa, 10° de la general y 2° de categoría.
Día 9 de diciembre, última etapa, la que más desnivel negativo tiene, va a ser rápida. Karina me anima y me dice que voy a recuperar lugares, soy rápido y el trazado me gusta. No usaré bastones, sólo los usé el primer día, donde se acumulaba el mayor desnivel positivo, tampoco podría, rompí uno el primer día jeje.
Toca ponerle duro cuesta arriba para comenzar, serán 12km sin dar tregua y los otros 22 de bajada, llanos, senderos, barro, asfalto, ríos, arena, etc…
Salgo en el segundo grupo, deseo lo mejor a todos y comienza el juego. Salgo a fuego, me acompaña mi tocayo argentino, Diego, quien está fuerte y con el que nos distanciamos en breve del resto del grupo. Delante han salido los más rápidos de los días anteriores, cinco corredores a los que tendré que alcanzar. Llega el avituallamiento y mi tocayo se para a recargar agua, yo voy con todo encima y me despego del grupo. Veo al un corredor del primer grupo, mi ritmo es rápido y cómodo. Me alcanza un corredor, es veloz, muy veloz, me junto con el, es corredor de calle y está fuerte, este argentino me va a hacer sufrir. Logro aguantarle el ritmo, el es rápido en llano y yo en subidas, nos alternamos y acompañamos durante 20km. Sorpresa, tocan unos kilómetros de asfalto, los autos nos aminan con el claxon, aplauden, yo les saludo, me auto animo, voy acelerando, enfrente está otro corredor quien está fatigado. Se acaba el asfalto y comienzan los senderos. Vamos un grupo de tres corredores, el ritmo no para, es alto, aquí se va a decidir el podio del día, vamos a por todas. Logro encabezar el grupo y despegarme poco a poco, las fuerzas no son muchas, la cabeza está concentrada en llegar a la meta en apenas 3 kilómetros. Voy segundo sin saberlo, llega la última curva y comienza lo más duro, terminar corriendo por aréna volcánica el último kilómetro. La pisada es inestable, el ritmo baja, cuesta dar cada zancada, me da un calambre en el isquiotibial, apenas me quedan fuerzas. Golpeo mi pierna con la mano y me digo: “Ahora no puedes fallarme, en unos metros te doy el merecido descanso”. Logro reponerme de forma milagrosa, la gente ya está en la playa animando sin cesar. Veo la meta y consigo sin saber como, sacar fuerzas para esprintar con toda la energía, aire y aplausos de la gente, cruzo la meta lleno de alegría, emocionado, levantando el brazo, soltando toda la tensión de esta dura etapa, estoy llorando de emoción y alegría, se escucha mi nombre al cruzar la meta. Mas alegría me da, al ver que he llegado en segundo lugar de la etapa, pues el “chileno” hace dos minutos ha llegado, corriendo solo toda la carrera, es un grandísimo triatleta de 24 años.
Medalla, agua, isotónico, abrazos, aplausos. Yo no soy menos, aplaudo a la carrera y al público. Me hacen unas cuantas preguntas, donde alabo el compañerismo durante estos tres días de batalla, las curiosidades que me pasaron hoy al casi no poder cruzar el último rio porque el ganado vacuno corría delante mío espantados por las zancadas, jaja, nunca me había sucedido. En breve llegan los luchadores por el tercer y cuarto puesto, abrazándonos y tomando el aire que podemos para dar al cuerpo el merecido descanso, es hora de meterme al agua helada del lago Villarrica para ayudar en la recuperación.
Una experiencia muy bonita, donde cerca de 4000 corredores repartidos en tres días, disfrutaron de la Magia del sur de Chile, una carrera por etapas más que recomendable.
Son horas de compartir, de contar historias, de comer y beber, darle buen alimento al cuerpo, reír, del viaje de retorno, de recordar, descansar y volver a soñar.
Sobre El Autor
Diego Hernández
Loco e inquieto, viajo por el mundo con la excusa de correr.